lunes, mayo 22, 2023

Hace apenas unas semanas se cumplieron 3 años desde el infame confinamiento. A raíz de la pandemia mundial que estalló a principios de 2020, nos vimos encerrados en casa con un montón de tiempo libre disponible, afortunadamente, la tecnología nos brindó la posibilidad de mantenernos conectados a través de internet. Las redes sociales, las videoconferencias y las plataformas de mensajería se convirtieron en unos valiosos aliados para mantener la cordura en esos días difíciles.


Y, por supuesto, los videojuegos también desempeñaron un papel primordial durante el confinamiento. Con la imposibilidad de salir de casa, los videojuegos fueron una forma maravillosa de divertirse y desconectar de la horrible realidad.

Un caso destacado es Animal Crossing para Nintendo Switch, que gracias a su temática de simulación de vida y al constante intercambio de Nabos virtuales, se convirtió en un éxito rotundo durante el período de cuarentena.

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Animal Crossing: New Horizons (2020)

En mi caso personal, no tenía (ni tengo 😥) una Nintendo Switch, por lo que tuve que arreglármelas con lo que tenía a mano. Fue entonces cuando apareció la protagonista de este artículo: una vieja y polvorienta PlayStation 3.

La historia detrás de esta consola es como mínimo curiosa. Corría el año 2017 cuando mi reproductor de Blu-ray decidió morir de un día para otro. Sabiendo que mi hermano tenía una PS3 acumulando polvo, le pedí que me la regalara con la idea de ahorrarme unos eurillos.
Mi hermano accedió a dármela, pero me comentó que le tenía mucho cariño ya que mi madre se la había regalado hace unos años, a pesar de haber sacado muy malas notas en el instituto. Al final, subió a su habitación y me la trajo envuelta en una manta sin ni siquiera un triste cable 😅.

Una vez que tuve la consola en mis manos, con cuidado la coloqué en el mueble que estaba justo debajo de la televisión. Compré un mando de colorines chinorri a través de Amazon, le instalé un par de demos para curiosear, y ahí se quedó durante unos dos años cumpliendo el propósito principal por el cual la necesitaba: reproducir películas.

Durante aquellos dos años, la PS3 ocupó un lugar discreto en mi casa, limitándose a ser un simple electrodoméstico más, como un microondas, horno o batidora, cumpliendo su función únicamente cuando se requería de ella. No obstante, el destino parecía tener otros planes para ella.
El 7 de diciembre de 2019, el podcast Fase Bonus, lamentablemente ya desaparecido, publicó un episodio en Ivoox dedicado a uno de los juegos más icónicos de la primera PlayStation: Metal Gear Solid. Siendo este uno de mis juegos favoritos de toda la historia, no podía dejar de escucharlo.

Mientras escuchaba el episodio, sentí una fuerte nostalgia y un gran deseo de volver a jugar Metal Gear Solid, un juego que había completado chorrocientas veces en el pasado. Pero más que eso, me di cuenta de que nunca había tenido la oportunidad de experimentar la saga completa, ya que al ser un jugador de PC, esta saga siempre había estado fuera de mi alcance.

Fue en ese momento cuando recordé que tenía una PlayStation 3 muerta de risa debajo de el televisor, y se me ocurrió que por muy poco dinero podría disfrutar de prácticamente toda la saga.
Así que decidí navegar por Wallapop hasta que encontré Metal Gear Solid HD Collection y Metal Gear Solid 4 a un precio muy asequible. Mientras esperaba que me llegaran por correo, me propuse volver a jugar al juego original de PlayStation vía emulación, pero finalmente opté por el fabuloso remake lanzado en 2004 para la mítica GameCube: Metal Gear Solid: The Twin Snakes.

El mando chino de colorines.

Así que, una vez que todo estuvo listo, me propuse finalmente jugar a la secuela de uno de mis juegos favoritos de todos los tiempos. Recuerdo claramente la emoción y los nervios que sentí mientras observaba la impresionante secuencia de introducción, como si estuviera saldando una deuda con el Dunkan del pasado que nunca pudo disfrutar de estos juegos en buenas condiciones.

Sin embargo, mi plan con la PS3 era disfrutar de la saga Metal Gear Solid y luego volver a utilizarla como un simple reproductor de Blu-ray, ya que prefería jugar en mi PC. Pero como dicen, el destino siempre tiene sus propios planes y parece que este volvía a sonreír a nuestra protagonista.



El 14 de marzo de 2020, el Gobierno de España decretó el estado de alarma.

El brote del COVID-19 ha sido un tema que ha sido ampliamente tratado, por lo que nos centraremos en lo que nos interesa para este artículo: mi PC, que solía ser mi fuente de entretenimiento y diversión, se había convertido en todo lo contrario. Estar frente a la pantalla se había vuelto estresante, ya que era difícil evitar visitar las redes sociales con su contador de infectados y muertos, o tener que ingresar al SEPE para gestionar mi ERTE, o revisar mi cuenta bancaria que poco a poco disminuía. En medio de todo este caos, mi PS3 se convirtió en un oasis de tranquilidad. Al encenderla, me permitía disfrutar de aventuras y sumergirme en mundos imaginarios sin tener que lidiar con las preocupaciones y tensiones del mundo real.

Así empecé a comprar más juegos para ella, empezando primero por los exclusivos que no podía disfrutar en mi PC, como Red Dead Redemption, La trilogía de Uncharted, The Last of Us...entre otros.
Pero al final, empecé a comprar todos los juegos que estaban a mi alcance y que me apetecía jugar, disfrutando enormemente de el proceso de buscar en tiendas de segunda mano o Wallapop.

Todos los juegos que complete en PS3.

Como se puede apreciar, la lista de juegos no estaba precisamente repleta de joyas ocultas ni títulos difíciles de hacer funcionar en un PC común y corriente. Sin embargo, eso no impidió que disfrutara enormemente jugándolos cómodamente en el sofá, sin preocuparme por la tarjeta gráfica o el espacio libre en el disco duro. Básicamente, encendía la consola y me sumergía de inmediato en la experiencia de juego. 

Lamentablemente, el paso del tiempo no perdona y en Noviembre de 2022, el lector de mi PS3 dejó de funcionar adecuadamente. Por lo tanto, en primer lugar, decidí "liberarla" para poder seguir usándola, y en segundo lugar, intensifique la búsqueda de una PlayStation 4 para reemplazarla y darle un merecido descanso a mi apreciada videoconsola.

Así que, precisamente el 1 de enero de 2023, conseguí hacerme con una PS4 a través de un conocido. Parecía que mi querida PS3 estaría condenada a pasar el resto de sus días en una caja de cartón polvorienta en algún armario, pero a pesar de lo complicado que pudiera parecer, el destino le volvería a sonreír una vez más.

Al dejar de usar mi PS3 diariamente, mi pareja me preguntó si podía descargarle algunos juegos de la saga SingStar para aprovechar la consola. Convirtiéndose de esta manera en una opción perfecta para cuando tengamos visita en casa o si decidimos ir a pasar unos días a una casa rural.

Me gusta pensar que esta gente vive dentro de mi PS3.

Es justo reconocer que PlayStation 3 no será recordada precisamente como la mejor consola de Sony (de hecho, popularmente es considerada la peor de todas). No obstante, ya sea debido a las circunstancias en las que entró en mi vida o simplemente por la gran cantidad de momentos memorables que me ha brindado, tiene un lugar asegurado en mi corazoncito gamer.

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